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sábado, 11 de enero de 2014

Desarrollo de un programa por competencias

DESARROLLO DE UN PROGRAMA POR COMPETENCIAS: DE LA INTENCIÓN A SU IMPLEMENTACIÓN

Jacques Tardif


§  Todos los niveles de enseñanza, en grados y velocidades variables, han ido entrando en una lógica de programas de formación centrados en el desarrollo de competencias.

§  El medio universitario ha sido, ciertamente, el lugar donde los pasos dados en este sentido son más lentos e indecisos, en momentos en que la enseñanza profesional ha sido la primera en inscribir decididamente sus programas en dicha orientación.

§  En cuanto a los niveles de primaria y secundaria, la reforma actual de la escuela en Québec, a pesar de todos los sobresaltos que caracterizan su implantación, marca claramente la transición de una formación dirigida por objetivos y por disciplinas a una formación orientada por el desarrollo de competencias.

§  Muchas personas se preguntan sobre el sentido y alcance de esta idea de las competencias en el seno de la formación inicial y continua, sobre las transformaciones pedagógicas y didácticas que se derivan, así como sobre las consecuencias de este eje de formación en el trabajo cotidiano de profesores, de las profesoras y de los y las alumnas.

§  Otras personas invierten mucho en el tipo de formación esperando que así estarán en condiciones de aportar varias correcciones a las lagunas y límites de los programas anteriores con relación a los aprendizajes y con el nivel de motivación escolar de los y las alumnas.

§  En el estado actual de los debates sobre las competencias como objetivos de la formación, habría sido interesante justificar esa opción e ilustrar las aportaciones prometedoras de esos programas para los aprendizajes de los y las estudiantes.

§  El discurso sobre los programas por competencias se torna complejo por el hecho de que el concepto de competencia no ha dado lugar a una acepción consensuada en el mundo de la educación y de la formación.

§  Descripción de las etapas que deben llevar de la “buena idea” a la puesta en funcionamiento de un programa por competencias.

§  EL CONCEPTO DE COMPETENCIA

§  El concepto de competencia es extremadamente polisémico y, lamentablemente, su polisemia pareciera crecer con su utilización.

§  Algunos  estudiosos (entre ellos Boutin y Julián, 2000) perciben en las competencias una orientación conductista, una forma de regreso al comportamentalismo; otros (en particular Legendre, 2000) afirman que las mismas generan una relación más pragmática con el saber, incitando así a la escuela a centrarse “sobre la formación del pensamiento, las vías de aprendizaje del alumno y el sentido de los saberes en relación con los contextos y las condiciones de utilización; otros aún (entre ellos Perrenoud, 1977) estiman que las mismas integran en concomitancia una multitud de elementos, inclusive estilos y esquemas.

§  En este artículo, una competencia corresponde a “un saber actuar complejo que se apoya sobre la movilización y la utilización eficaz de una variedad de recursos”.

§  Una competencia no constituye una forma de algoritmo memorizado y practicado repetidamente en vista a asegurar la perennidad y la reproducción, sino un saber actuar muy flexible y adaptable a diversos contextos y problemáticas.

§  La flexibilidad y la adaptabilidad de la competencia justifican plenamente su movilización.

§  Al poner en funcionamiento una competencia, se requieren recursos numerosos y variados y los conocimientos se constituyen en una parte crucial de los recursos, aseguran la planificación de la acción, la reflexión-en-la-acción, así como la reflexión-sobre- la-acción y la reflexión a partir de la acción.

§  Los recursos de base de las competencias no son reducibles a los conocimientos pues estos son también del tipo de actitudes y de conductas.

§  un programa de formación no contendrá sino un número restringido de competencias, cada una de las cuales integrará a su vez un número elevado de recursos, entre ellos los

§  Un peligro encontrado en el proceso de elaboración de programas por competencias consiste en retener un alto número de competencias, reduciendo de este modo su carácter integrador de los aprendizajes.

§  En algunos casos, dado el estatus ambiguo asignado por parte de los formadores a las competencias, no falta más que un paso para que las competencias dejen de diferenciarse de los objetivos y de los recursos. Le Boterf (2001) menciona con razón que “es necesario saber hacer reglas de suspensión de la descomposición de recursos”

2. SOBRE LAS NUMEROSAS ETAPAS A FRANQUEAR

§  La elaboración de un programa basado en el desarrollo de competencias exige que los docentes involucrados franqueen varias etapas antes de proceder a la puesta en funcionamiento y, sobretodo, que se aseguren que su programa respete la lógica inherente al desarrollo de las competencias.

§  En este tipo de programas, no hay lugar para satisfacer la adición de conocimientos adquiridos por los estudiantes en vista a sacar una conclusión evaluativa en cuanto a sus aprendizajes.

§  Las experiencias relativas al desarrollo de un programa por competencias permiten proponer ocho etapas de desarrollo:



Determinación de las competencias que componen el programa.

§  En la mayoría de los programas de los “collèges” (de Québec), las competencias son definidas en lugares diferentes a los propios establecimientos.

§  Esta situación contribuye a avanzar más rápidamente y en forma más simplificada la etapa de determinación de competencias que en el caso en que los/as formadores/as deban ellos mismos determinar las competencias de base de la formación.

§  No obstante, la simplicidad aparente que resulta del hecho que las competencias sean determinadas fuera del establecimiento y luego “impuestas” contiene una dificultad porque los/as formadores/as no sienten la necesidad de tomarse el tiempo necesario para construir, como equipo docente, una concepción compartida del concepto de competencia.

§  Si el conjunto de las competencias de un programa es definido fuera del centro educativo será necesario entonces crear, durante esta primera etapa, los encuentros que posibiliten la ocasión para discutir entre los docentes y construir una concepción compartida de la idea de competencia y una representación compartida del aprendizaje, de la enseñanza y de la evaluación de aprendizajes.

§  Si las competencias de un programa han sido precisadas fuera del centro docente o no, los docentes no pueden ahorrarse, durante la primera etapa de elaboración del programa, la discusión sobre la pertinencia de las competencias aceptadas como objetos de formación.

§  En los programas técnicos, esta pregunta incita a definir el grado de profesionalización que el programa suscitará y sostendrá en los estudiantes, y, en consecuencia, la contribución de cada una de las competencias a esta finalidad.

§  En el caso de programas preuniversitarios, la pregunta no se refiere al grado de profesionalización, sino al grado de desarrollo cultural, cognitivo, social, afectivo y físico en un ciclo formativo que, teóricamente, terminará en otro nivel de educación.

§  Al final de la primera etapa de elaboración de un programa basado en el desarrollo de competencias, se determinan todas las competencias que lo componen.

Determinación del grado de desarrollo esperado por cada una de las competencias al término del programa de formación

§  Una competencia moviliza varios recursos, en particular, conocimientos, actitudes y conductas, y, según su naturaleza, su desarrollo no concluye nunca.

§  Si una competencia corresponde a un saber actuar complejo, su desarrollo se proseguirá a lo largo de toda la vida.

§  En esta lógica, a los docentes les espera el determinar el grado de desarrollo esperado con respecto a cada una de las competencias de su programa de formación.

§  Se requiere precisar el desarrollo esperado en cada una de las competencias.

§  El trabajo realizado durante la primera etapa de elaboración ofrece los indicadores operacionales que aseguran que los formadores o docentes comprendan el desarrollo “global” esperado en sus estudiantes al término del programa de formación.

§  Esos indicadores no se refieren a ninguna competencia en particular sino al nivel general del programa

§  El trabajo de la segunda etapa de elaboración del programa se relaciona con cada una de las competencias. Es necesario definir para cada una de ellas el grado de desarrollo esperado.

§  Al final de la segunda fase de elaboración del programa, los docentes disponen de un documento que precisa el grado de desarrollo esperado de cada competencia integrada al mismo

§  Este trabajo es complejo debido a que impone a los profesores aceptar que sus dominios de conocimientos sean tal vez colocados en segundo rango en una formación dada y que los dominios de ciertos colegas sean más ponderados en función de su contribución al grado de desarrollo esperado. 


§  Cuando se habla de competencias, frecuentemente se establece una distinción entre los recursos internos y externos que pueden ser movilizados.

§  Los recursos internos corresponden a la base de conocimientos, actitudes y  comportamientos aprendidos e integrados en la memoria del sujeto, mientras que los recursos externos se relacionan con todo lo que ofrece el medio como apoyo para actuar: recursos humanos, materiales, tecnológicos, etc.

§  En la actual fase de elaboración del programa, se trata de delimitar, entre todos los recursos internos teóricamente movilizables por las competencias definidas, aquellas que serán efectivamente objeto de aprendizaje por los estudiantes.

§  Hay que precisar los aprendizajes esenciales, distinguir lo que es central de lo que es periférico o secundario, diferenciar la exhaustividad de la pertinencia.

§  La complejidad de esta operación se incrementa por el hecho que los recursos internos constituyen una base esencial para que los estudiantes puedan autorregular el uso de sus competencias, considerando el contexto y las limitaciones de las situaciones problemáticas que encontrarán en su vida profesional o en la continuación de sus estudios.

§  Los recursos internos aseguran entonces la reflexión en la acción, la reflexión sobre la acción y la reflexión a partir de la acción, condiciones estimadas acertadas en toda competencia.

§  Al final de la tercera etapa de elaboración, los docentes disponen para cada competencia de un documento que indica los aprendizajes esenciales que son considerados como los recursos movilizables por las competencias en cuestión en los diversos contextos.

Escalamiento de las competencias en el conjunto de la formación

§  En un contexto de formación basado en el desarrollo de competencias es preciso respetar el principio que es necesario volver más de una vez a la revisión de una competencia dada y teniendo en cuenta el numero restringido de competencias retenidas en un programa y su curación, los docentes deben prever rigurosamente el escalamiento de las competencias en el conjunto de la duración del programa.

§  Este orden no puede ser establecido sino sobre la base de dos criterios: la dinámica del desarrollo de cada competencia, los lazos de complementariedad de cada competencia con las otras competencias.

§  En esta perspectiva, la cuestión de la complementariedad horizontal –las relaciones de complementariedad de las competencias integradas en un semestre dado– y aquella de la continuidad vertical –el desarrollo continuo de las competencias durante la duración de la formación– constituyen las bases del proceso de toma de decisiones. 

§  En la medida en tengamos disponibles índices fiables en cuanto al proceso de adquisición de competencias definidas, se puede igualmente dar cuenta de una estrategia que tenga en consideración los periodos formativos consecutivos desde la primera hasta la última.

§  El carácter claro y operativo de esas proposiciones significa que las mismas deben precisar los recursos que son objeto de aprendizaje cada vez que una competencia se integra en un periodo de formación.

§  Los indicadores de desarrollo esperado para cada competencia al término de la formación dan una imagen precisa de un punto de llegada.

§  En la presente etapa llega a ser necesario determinar indicadores intermedios de desarrollo, los que marcan una progresión sistemática hacia el grado de desarrollo esperado al momento de la obtención del diploma.

§  Al término de la cuarta etapa, los docentes disponen de un documento que precisa período tras período (sean trimestres, semestres o cursos) las competencias tomadas en cuenta.

§  Este documento determina el escalamiento de las competencias y la frecuencia de las intervenciones respecto de cada una de ellas.

Determinación de las modalidades pedagógicas en el conjunto del programa

§  En ese momento del proceso de elaboración conviene ocuparse de las metodologías didácticas que serán puestas en marcha de manera que la vida del programa y, sobre todo, los recorridos de aprendizajes de los estudiantes logren el más alto nivel de coherencia posible entre las intenciones y las acciones de formación.

§  Las opciones son numerosas y el criterio más acertado en esta estrategia es ciertamente el de la coherencia de las metodologías didácticas en relación con el énfasis puesto en el desarrollo de las competencias y de los recursos movilizables en el marco de su utilización.

§  En otros programas los docentes adoptan formulas mixtas o híbridas en las cuales las situaciones de aprendizaje a partir de problemas se alternan con aquellas de aprendizajes a partir de proyectos y de periodos de enseñanza más formal.

§  En la determinación de las metodologías didácticas, es necesario ir más allá de la elección de una o algunas metodologías y comprometerse con precisar la naturaleza y duración del aprendizaje.

§  Al término de la quinta etapa, los docentes habrán elegido las metodologías didácticas que serán privilegiadas en el marco del programa por competencias.

Determinación de las modalidades de evaluación de las competencias en curso de la formación y al término de la misma

§  En el terreno de las modalidades de evaluación de aprendizajes las decisiones a tomar son también numerosas, y, como en el caso de las metodologías didácticas, existe un criterio capital: la coherencia.

§  En este proceso de determinación de la evaluación la coherencia debe ser establecida entre, por una parte, el desarrollo de las competencias y de los recursos a movilizar como también las modalidades pedagógicas a privilegiar, y, por la otra, las modalidades o las prácticas evaluativas.


§  En preciso peguntarse si al término de la formación los estudiantes deberán participar en una o más situaciones evaluativas donde deberán demostrar el grado de desarrollo alcanzado en cada competencia.

§  En caso afirmativo, ¿Cómo estará constituida esta evaluación?, ¿Quién asumirá la responsabilidad de evaluar la producción a partir de indicadores del grado de desarrollo esperado al término de la formación?

§  En el caso de una respuesta negativa, ¿como será evaluado el grado de desarrollo alcanzado por cada una de las competencias?, ¿Cómo serán aplicados los indicadores del desarrollo esperado al termino de la formación?

§  En esta etapa de elaboración del programa, es necesario igualmente relevar la pregunta de la evaluación de los aprendizajes durante la formación. Los estudiantes ¿serán sometidos a evaluaciones finales en cada semestre?,¿Quién asumirá la responsabilidad de la aplicación de los indicadores?, ¿Cuál será la frecuencia de este tipo de evaluación?, ¿estas evaluaciones estarán integradas en el aprendizaje o en períodos distintos?, ¿Quién asumirá la responsabilidad de aplicar los indicadores intermedios de desarrollo de cada competencia objeto de aprendizaje en curso de un periodo formativo? Si no fuera así, ¿Cómo será determinada la evolución del desarrollo de las competencias de los estudiantes?, ¿Quién asumirá esta responsabilidad? ¿Cómo se tendrá en cuenta los indicadores intermedios de desarrollo de la
§  competencia?

§  A partir de una óptica de evaluación de los aprendizajes existe también otra pregunta difícil relativa a los programas por competencias y que se relaciona con los recursos movilizados.

§  Al término de la sexta etapa los docentes han tomado todas las decisiones relativas a la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes.

§  Estas decisiones se inscriben en la lógica del desarrollo de las competencias, y las evaluaciones permitirán a los docentes informar regularmente a los estudiantes sobre su trayectoria en el desarrollo de competencias gracias a su participación en el respectivo programa de formación.

Determinación de la organización del trabajo de docentes y estudiantes en el marco de las diversas actividades de aprendizaje

§  En conjunto de decisiones tomadas desde el inicio de la elaboración de un programa por competencias obliga a una transformación en la organización del trabajo de docentes y estudiantes. Lo contrario sería muy sorprendente.

§  En esta fase de elaboración, importa preocuparse sobre las transformaciones
§  inducidas tanto para docentes como para estudiantes, por la introducción de un programa por competencias.

§  Teniendo en cuenta las exigencias del desarrollo en un programa de un numero limitado de competencias que movilizan un gran número de recursos de naturaleza variada, es indispensable que los docentes trabajen regularmente en forma colegiada y no solo para la planificaron de las situaciones de aprendizaje, sino también durante los procesos de enseñanza - aprendizaje del recorrido de los estudiantes y durante la evaluación de los aprendizajes.

§  En lo que respecta a los estudiantes, sus experiencias académicas y las exigencias que decodifican del proceso de formación universitaria, la mayor
§  parte del tiempo se concluye que conviene que escuchen a los docentes y traten de aportar las respuestas esperadas sin tomar grandes riesgos.

§  Al término de la séptima etapa, los docentes habrán determinado la organización de su trabajo.

§  De manera implícita, se habrán puesto de acuerdo sobre la cultura profesional que quieren privilegiar en su equipo, sobre el continuo que va del individualismo, o lo que se da en llamar “libertad académica” y la interdependencia profesional.


Establecimiento de las modalidades de acompañamiento de los aprendizajes de los y las estudiantes.


§  Una decisión crucial para el éxito del programa tienen que ver con las modalidades de seguimiento de los aprendizajes de los estudiantes.

§  En la formación por objetivos y por disciplinas el seguimiento del aprendizaje de los estudiantes no plantea cuestiones especiales; a menudo este problema no es jamás abordado por los docentes, en realidad, estos últimos toman por un hecho que el léxico de los estudiantes en cada una de las actividades de formación constituye la prueba que han aprendido lo que se esperaba de ellos.

§  Esta ignorancia de lo que está antes y después es inimaginable en un programa basado en el desarrollo de competencias.

§  Si se tienen en cuenta que, en este tipo de programas, la complementariedad horizontal y la continuidad vertical de las actividades de formación deben ser explicitadas por los docentes y discutidas en una óptica de integración de los aprendizajes con los estudiantes, estas forman los hitos más significativos que deben observarse para seleccionar las modalidades de seguimiento de aprendizajes.

§  Esta última etapa de elaboración del programa antes de ser aprobado, se termina con una toma de decisión con respecto a las modalidades de aprendizaje.

§  Estas modalidades difieren de lo previsto para la evaluación de aprendizajes, en el sentido que en el caso del seguimiento se trata de crear uno o varios medios por los que los estudiantes tomen conciencia de sus aprendizajes y que puedan dar cuenta de ello a sus formadores/as, de manera que estos últimos estén en condiciones de contribuir a sus trayectorias de desarrollo.





CONCLUSIÓN


Como conclusión podemos decir que la educación ha sufrido diversas transformaciones pedagógicas a lo largo de los años los cuales  se adaptan a las necesidades socioeconómicas de cada contexto, estos cambios que se dan en los currículums, tienden a transformar la enseñanza de dicho país donde se aplico, y a su vez al haber  funcionado con ese país, los resultados en la educación se dan a conocer de manera internacional haciendo que el cambio hecho al curriculum sea eficiente y como resultado, este se va adoptando en otros lugares.
Actualmente el currículum esta enfocado en un programa de formación centrados en el desarrollo de competencias. Pero para llegar al establecimiento de este como tal hubo varios discursos y debates  sobre como aplicar el concepto de “competencia” en el ámbito educativo siendo que esta no se había utilizado anteriormente. Varios han sido lo conceptos que diversos estudiosos han dado a la palabra competencia,  unos lo ven desde un enfoque conductista, otros lo ven centrado en la formación del pensamiento del alumno y las vías por la que aprende, otros inclusive como un saber actuar complejo que se apoya sobre la movilización y la utilización eficaz de una variedad de recursos, una vez que se lego a la conclusión de que lo que una competencia pretende es un saber actuar muy flexible y adaptable a diversos contextos y problemáticas. Surgió el hecho de que recursos serian necesarios para aplicarse. Los recursos deben ser variados y numerosos y estos deben asegurar cuatro cosas: la planificación de la acción, la reflexión-en-la-acción, la reflexión-sobre- la-acción y la reflexión a partir de la acción. Algo con lo que se tuvo cuidado durante el proceso de elaboración de este programa es el tener en cuenta que el número de competencias no sobrepasara el de los aprendizajes, ahora bien para llevar a cabo todo esto debe de haber una determinación de las competencias que componen el programa. La primera determinación es el grado de desarrollo esperado por cada una de las competencias al término del programa de formación, aquí se movilizan varios recursos entre ellos actitudes, conocimientos y conductas que aplica el alumno, el saber actuar de un modo complejo pues de esta manera garantiza que desarrolle esta competencia  a lo largo de la vida, aquí se pretende que el docente comprenda el desarrollo “global” esperado en sus estudiantes. Como siguiente punto sigue la determinación de de los recursos internos –conocimientos, actitudes, conductas- a movilizar por las competencias aquí se manejan recursos internos y recursos externos, los recursos internos corresponden a la base de conocimientos actitudes y  comportamientos aprendidos e integrados en la memoria del sujeto, mientras que los recursos externos se relacionan con todo lo que ofrece el medio como apoyo para actuar en este caso vendrían siendo los recursos humanos, materiales y tecnológicos,  después viene la determinación de las modalidades pedagógicas en el conjunto del programa aquí mas que nada se centra en las metodologías didácticas  que se deben aplicar en e programa, se debe compromete con precisar la naturaleza y  la duración del aprendizaje. Posteriormente se encuentra la determinación de las modalidades de evaluación de las competencias en curso de la formación y al término de la misma, como su nombre lo dice aquí se maneja la evaluación la cual debe ser  establecida entre, por una parte, el desarrollo de las competencias y de los recursos a movilizar como también las modalidades pedagógicas a privilegiar, y, por la otra, las modalidades o las prácticas evaluativas, 
Como se puede notar para llegar al plan que se tiene a actualmente de un programa basado en competencias se tuvo que hacer una serie de pruebas, discursos y aportaciones, para posteriormente legar una acuerdo y una vez tomada una decisión adecuarlas a las necesidades que se dan en el contexto para su aplicación dando como resultado que el alumno sea competente es decir, aplique sus conocimientos habilidades y aptitudes tanto en la escuela como en su vida personal.

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